Allá, en el último
rincón del imperio de Ixtlahuacán, donde el camino culebrea y la niebla abraza
los bosques de encino, se localiza el curioso y bello pueblito de “26 de julio”,
comunidad mejor conocida por esos rumbos como “El Camichin”. En ese lugar, hace
algunos ayeres, según las memorias de don Saturnino Pérez, más conocido como
don “Cheto”, uno de los mas sabios habitantes de esa bonita población, sucedió la
siguiente historia…
Se dice que en el tanque
donde se encuentra el depósito de agua que esta a la entrada del pueblo, al pie
del nacimiento, un día por la tarde, una joven de la comunidad acudió a bañarse
a dicho tanque como lo hacia todos los días. Muchas veces, la gente ya le
habían advertido a la joven que no se bañara encima del tanque, por que con el
agua, la lama y el musgo, el piso se ponía muy resbaloso y por ello se podía
caer y mal golpearse, pero ella no hacía caso a las recomendaciones; así que
solía bañarse a jicaradas sacando el agua directamente de la boca del tanque,
el cual, tenia mas de tres metros de profundidad. Esa tarde, no fue la
excepción, la joven se acerco al tanque con su jícara, su estropajo y su bolsa
de “fab Roma” y se subió a la plataforma del tanque para sacar, como siempre,
el agua de manera más fácil, y así, no enlodarse los pies.
El viento soplaba,
y con su aliento, bajaba cada vez mas niebla del cerro, cortando con su velo
blanquecino la visión, sin dejar que se pudiera ver nada a mas de un metro de
distancia, pero eso a la muchacha no le importaba, o tal vez, no lo percibía;
Ella, muy quitada de la pena, se seguía bañando y echándose fab en el pelo, de
repente, ¡las espumas de su cabello escurrieron y entraron a los ojos cafés de
la joven!, los cuales debido al gran ardor, solo atinaron a cerrarse con más fuerza
¡casi impenetrablemente!! ¡Las manos de la joven se movieron a tientas buscando
la jícara! ¡Sus pies avanzaron tambaleantes entre la lama y el piso jabonoso
del tanque!!... ¡!La pobre joven no veía nada y el jabón cada vez la
cegaba con mayor fuerza!... Entonces…
Unos pasos vacilantes y…. ¡Pummm!!!... ¡Clash!!!... Sucedió lo inevitable… El
cuerpo de la joven se hundió una y otra vez en el depósito oscuro del agua…
¡Ella manoteaba desesperada!... Pocos minutos después, la muchacha pereció
ahogada…
Tardaron bastante tiempo en encontrar su
cuerpo, pues ese día, ya nadie mas se acerco a buscar agua al nacimiento, ni a
lavar, ni a bañarse… y, para acabarla de amolar, su familia había bajado a unos
mandados a Tecomán, por lo que poca gente se dio cuenta que no estaba en la
comunidad, e Incluso de la poca gente que se dio cuenta de su ausencia, hubo
quien pensó que la joven se había huido con el novio, que era oriundo de la
comunidad de “Agua de la Virgen …
Solo hasta el otro día, muy de mañana, cuando
una de las niñas del poblado se acerco con sus burros para llenar sus cantaros
de barro, fue cuando se dieron cuenta de la tragedia… El estanque tenía una
fina capa de jabón fab, entre él, la joven flotaba muerta con la cara llena de espanto…
Desde ese día, en
la comunidad del “26 de Julio” se recomienda a los jóvenes y a las niñas tener
cuidado al ir a bañarse al nacimiento y,
se les advierte, no ir a mas de las seis de la tarde, por que hay quien asegura
que en ese lugar, cuando oscurece o la niebla baja desde la “encinera”, es
posible ver a una joven con los ojos carcomidos y un puño de espuma en la
cabeza escurriéndole por todo el cuerpo, invitándoles a bañarse con ella. Incluso
hay gente que asegura que, pasados de copas, han aceptado la invitación, pero
que, al siguiente día, al despertar ¡se encuentran entre espineros, perdidos y
con tres o cuatro días de calenturas, alucinaciones y vaguidos!!...
Una de
estas personas fue el difunto don Andrés, un señor que vivía en la salida de la
comunidad de “Agua de la Virgen ”,
quien una noche, al descomponérsele su camionetita a medio cerro, subió
caminando al “Camichin” en busca de ayuda, pero al pasar por el deposito de
agua, miro a una mujer parada, de espaldas, él, pensó que tal vez era su
comadre que había venido a llenar sus cantaros, así que le hablo en voz alta
una vez, pero no obtuvo respuesta, por lo que le grito mas fuerte, y fue
entonces que, poniéndole más cuidado ¡vio a una mujer vestida de blanco, llena
de espuma en la cabeza y con las cuencas de los ojos descarnadas!, por lo que
don Andrés, sin atinar a decir nada, ¡nomás arranco a correr con rumbo al
pueblo pegando chicos gritos!...
Bueno, ¡eso es lo que cuentan allá en el 26!…
No hay comentarios:
Publicar un comentario