BIENVENIDA

Este espacio es un punto de encuentro para todos aquellos que aman y valoran sus raíces, sus tradiciones y nuestra maravillosa y particular forma de ver, explicar y repensar el mundo. Esta es pues, una pequeña burbuja en donde sólo la tradicion oral y los saberes de nuestros abuelos existen, en donde tarde a tarde, noche a noche, puedes recurrir para sentirte más cerca de lo que verdaderamente somos, de lo que jamás hemos dejado de ser: hombres y mujeres llenos de historias, hombres y mujeres de leyendas...

Cada día, encontrarás una nueva historia, una nueva ventana hacia lo fantástico y al realismo mágico de nuestra gente, de nuestra tierra. Historias que son de todos y de todas, que pertenecen a nuestro pueblo, a nuestros caminos y a nuestros corazones. Por ello, tómalas, son tuyas, en ellas estás tú mismo, en ellas vibran los sonidos del campo, el murmullo de las olas, el trinar de los pájaros, el rugido de los animales de uña y uno que otro suspiro de algún ánima errante, pero sobretodo, en ella habitan las voces de nuestros abuelos y abuelas, que son en realidad, los dueños y forjadores de esta tierra, en la que hoy estás...

Aquí van tres años de trabajo arduo en nuestras comunidades, todo dentro del proyecto "TARDES DE LEYENDAS, MISTERIOS Y RECUERDOS DE LOS PUEBLOS DE COLIMA" en el cual han participado muchísimos amigos y hermanos. A todos ellos, desde este pequeño espacio, un afectuoso abrazo en dondequiera que estén...

miércoles, 30 de enero de 2013

HISTORIA DE CÓMO LLEGARON AL MUNDO LOS CABALLITOS DE MAR



RELATO CREADO POR LOS NIÑOS

DE LA PRIMARIA COMUNITARIA DE LA COMUNIDAD “PINTORES I”

 

En un potrero lejano, habitaba un Caballo Bayo, al que le gustaba mucho pastar y galopar por la pradera, así se la pasaba siempre aquel animalito felizmente comiendo y galopando, ¡ahhh!, olvidaba decirles, que aquel caballito, siempre salía como a eso de las cuatro de la tarde, por que a esa hora, llegaba al potrero la Yegua Bella, quien era su novia, cuando ella llegaba, los dos caballitos se ponían a relinchar, a brincar y a darse besitos mientras corrían por todo el potrero…

 
¡Pero no todo era felicidad¡ por que resulta que en aquel mismo potrero, en una barranquilla, vivía una serpiente malora, que siempre que veía al caballo bayo y a la yegua bella cariñosos, se divertía arrastrándose silenciosamente entre la maleza hasta llegar donde ellos estaban, para que en el preciso momento en que se daban un beso, ¡Muaa!, ella  saltara y les gritara: ¡BBUUUU!!!... ¡Los caballitos se espantaban bien mucho!! ¡Tanto que hasta los pelos de la crin se les erizaban! ¡Por lo que salían corriendo despavoridos y asustadisissisimos! ¡Mientras la serpiente malora nomás se quedaba dando volteretas en el suelo risa y risa!. Así siempre sucedía con aquellos animalitos, los cuacos que salían, ¡y la culebra malora que los espantaba!, al otro día volvían a salir a darse sus besitos, y de nuevo la culebra: “!Buuu!” ¡los espantaba!…
 

Así que, ya hartos de esta penosa situación y de la culebra malora, el Caballo Bayo y la Yegua Bella, fueron a buscar al “Chango Marango”, pequeño espíritu travieso que vivía entre los cafetales y tenia, según decían muchos animales, poderes mágicos. Los cuacos llegaron hasta donde el espíritu aquel habitaba y le llamaron:


- ¡Señor Chango Marango! ¡Señor Chango Marango!...

 
No tardaron ni un minuto gritando aquellos, cuando el chango marango, entre una bola de humo, se les presento a aquellos animalitos y, con una voz cavernosa y que daba mucho miedo, les dijo:
 

- ¡¿Qué quieren que haga por ustedes caballitos cascudos?!...

 
El Caballo Bayo y la Yegua Bella, con un poco de temor, le confesaron su problemita: 


- Lo que sucede señor Chango Marango, es que ya estamos hartos de que la víbora malora siempre que andamos pastando o correteando ¡salga y nos espante!...


-¡Sí!, ¡ya son varias veces las que nos a salido gritándonos ¡Buuuu! y queriéndonos morder! ¡Por eso queremos pedirle que usted haga algo! ¡Castigue a la culebra o ya de perdis, conviértanos a nosotros en otra cosa pá ya no toparnos con ella!...


-¡No!.. ¡No puedo hacer nada! ¡Esa es la ley del monte! ¡Los animales deben convivir unos y otros! ¡Así es esto y ustedes deben saberlo muy bien!

 
              -¡Por favor!! – Dijeron los caballitos…


-¡No!.. ¡Noo puedo ayudarlos!...

 
Los caballitos al escuchar esta respuesta se pusieron chille que chille a moco tendido, por lo cual, el Chango Marango solo atinaba a taparse las orejas, por que si había algo que no aguantaba, era escuchar los chillidos y quejidos de algún animal, así que harto les dijo:

 
-¡Cállense! ¡Cállense!... ¡Con tal de que me dejen en paz y no chillen mas les voy a ayudar!, a ver ¿en que se quieren convertir?...

 
La Yegua Bella le dijo:


- ¡En pájaros!

 
Y el Chango Marango les contesto:

 
             - ¡NOOOO!... ¡En pájaros noo! ¡Ya hay bastantes en el monte!…

 
El Caballo Bayo entonces le dijo:
 

- ¡En leones!


Y el Chango Marango les contesto:
 

- ¡NOOOO!... ¡En leones no! ¡Capaz y se comen a todos los animalitos del monte, así que en leones no!…


Los caballos se pusieron de nuevo tristes, por lo que el chango les dijo:


-¡Ni se les ocurra chillar! ahorita veremos que hacer con ustedes ¡aguántenme tantito!…


El Chango Marango se quedo pensando, y un rato después les dijo:


-¡Ya se en que los convertiré!..


Y sin darles tiempo de nada, pronuncio sus palabras mágicas y les lanzo un conjuro:

 
           -¡Chirripin, chirripon, tripas de sapo panzón! ¡Que se conviertan de volón pin pon!...

 
¡Y diciendo esto, se dejo escuchar un gran tronido, como si un puño de buscapiés hubiera explotado, acompañado de una humareda bien grande que envolvió a los dos caballitos!…

 
Cuando el humo se fue ¡del Caballo Bayo y de la Yegua Bella  no quedaba nada! ¡Ni pezuñas, ni crin, ni cola ni nada! Solo se escuchaba la risa contenta y medio malévola del Chango Marango al ver su creación, pues los había convertido en unos extraños animalitos con cara de caballos, si, ¡pero sin patas y con aletas!, ¡así como se los cuento!...

 
 El Chango Marango tomo con sus manos a aquellos extraños animalitos y riéndose a carcajadas los aventó suavemente a charca que estaba cerca de ahí, el Caballo Bayo y la Yegua Bella, al ver en que estaban convertidos, comenzaron a llorar y llorar, tanto que con sus lagrimas se formo un torrente que poco a poco se convirtió en un arroyito que pronto fue a dar al mar…

 
 Cuentan los que saben, que por ese camino de agua, los animalitos aquellos llegaron hasta el enorme mar, en donde ahora, ya podrían jugar y correr sin que ninguna víbora traviesa los espantara, y es así que se dice pues, que desde ese entonces, existen los caballitos de mar y los caballitos de tierra en el mundo, gracias a la maldad del Chango Marango…


De la culebra malora aquella, lo único que se sabe es que durante mucho tiempo se la paso llore y llore sin tener a quien asustar en el potrero, por ello también, nomas se la pasaba sáquele y sáquele la lengua a cuanto animal veía, hasta que un día, muy triste y muy vieja, la pobre se “petateo” en la barranca… 


Y es así, como termina esta, nuestra historia de los niños de la escuelita CONAFE de la comunidad de “Pintores I”… 

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