BIENVENIDA

Este espacio es un punto de encuentro para todos aquellos que aman y valoran sus raíces, sus tradiciones y nuestra maravillosa y particular forma de ver, explicar y repensar el mundo. Esta es pues, una pequeña burbuja en donde sólo la tradicion oral y los saberes de nuestros abuelos existen, en donde tarde a tarde, noche a noche, puedes recurrir para sentirte más cerca de lo que verdaderamente somos, de lo que jamás hemos dejado de ser: hombres y mujeres llenos de historias, hombres y mujeres de leyendas...

Cada día, encontrarás una nueva historia, una nueva ventana hacia lo fantástico y al realismo mágico de nuestra gente, de nuestra tierra. Historias que son de todos y de todas, que pertenecen a nuestro pueblo, a nuestros caminos y a nuestros corazones. Por ello, tómalas, son tuyas, en ellas estás tú mismo, en ellas vibran los sonidos del campo, el murmullo de las olas, el trinar de los pájaros, el rugido de los animales de uña y uno que otro suspiro de algún ánima errante, pero sobretodo, en ella habitan las voces de nuestros abuelos y abuelas, que son en realidad, los dueños y forjadores de esta tierra, en la que hoy estás...

Aquí van tres años de trabajo arduo en nuestras comunidades, todo dentro del proyecto "TARDES DE LEYENDAS, MISTERIOS Y RECUERDOS DE LOS PUEBLOS DE COLIMA" en el cual han participado muchísimos amigos y hermanos. A todos ellos, desde este pequeño espacio, un afectuoso abrazo en dondequiera que estén...

viernes, 1 de febrero de 2013

LAS PREGUNTAS DEL INSPECTOR


 
 

Don Adelaido Ramírez López de la comunidad de “Puertecito de Lajas”, también conocido como “Puertecito de Tepehuajes”, disfrutando el sabor de una exquisita “yaca” bajo la sombra de un enorme árbol de aguacate, nos relato la siguiente historia acerca del municipio y pueblo de Minatitlàn: 

 

Pues como ustedes han de saber, este municipio y su cabecera, antes de ser llamada  “Tierra de minas”, era conocida como “Rancho el Mamey”, por que según se sabe, cuando llegaron los rancheros a poblar, había por ahí un arroyito con una mata de mamey a un lado. Pero la realidad es que en la antigüedad, en el tiempo de nuestros abuelos indígenas, esa ciudad era llamada “Tlacalahuascla”, nombre dado por el “Rey Colliman” y que en lengua antigua quiere decir: “Ojo de Mar” (aunque algunos estudiosos afirman que significa “lugar donde se fabrican cerbatanas), por que en ese territorio, aunque no lo crean, existe un “Ojo de Mar”, lugar de donde, la gente antigua cuenta, sale de vez en vez, un animal enorme y monstruosos llamado “Basilisco”, el cual, en alguna ocasión emergió con tal fuerza y ferocidad que movió las aguas del mentado “Ojo de Mar” desbordándolas e inundando la cabecera, suceso que todos nosotros conocemos como el “Ciclón del 59”… 

 

La cosa es que, se cuenta del lugar, que en el tiempo en que fue recién fundada la llamada “Hacienda el Mamey” las gentes que ahí se afincaron fueron teniendo sus chamaquillos, por lo que se tuvo la necesidad de hacer una escuelita, y como el hombre nunca a inventado nada, los inditos de por ahí vieron que las golondrinas hacían sus niditos con zacate y se dijeron:

 

- Si ellos la hacen con zacate ¡pues nosotros también haremos nuestra escuelita de zacate!…

 

Y así le hicieron, así terminaron la escuelita, ahora, ¡solo faltaba el maestro!… Así que las gentes se pusieron de acuerdo y que se arrancan a Colima a pedirle un maestro al inspector de la SEP… ¡Bien mucho se hicieron a caballo hasta Colima! pero ahí llegaron con el inspector, que para acabarla de amolar estaba medio sordo ¡se tenia que poner el pobre las manos en las orejas para escuchar bien!.... La cosa es que gritándole las gentes le pidieron un maestro para “El Mamey”, a jalones e inventivas, el inspector les dijo:

 

-          Lo siento, pero por ahora ¡No hay maestros!...

 

Pero ante la insistencia de la gente, y por que ya era su hora de salida, el inspector les dijo:

- ¿No hay una persona que al menos tenga terminado el sexto en su rancho?... El puede ser su maestro de parvulitos… 

 

¡Y es que así era antes!, nomás sabias leer y ¡órale! un diplomita y ¡jálale pàl monte a dar clases!… ¡No importaba que fueran medio bruto!… Al escuchar la pregunta del inspector, uno de los señores le respondió:

 

- ¡No pos si! ¡Yo ahí tengo una hija que termino el sexto!… 

 

-          ¡Pues esa será la maestra! – dijo con ahínco el inspector y continuo- Con fecha de hoy nombro a su hija, ¡maestra de “El Mamey”! ¡llévele estas guías de trabajo!, ahí dice como debe dar clases… Yo pronto iré para allá a supervisar como trabaja con los niños, el día tal de tal, estaré en su rancho, ahí me esperan para ir a ver cómo trabaja la maestra… 

 

-          ¡Tà bien! -dijeron los otros- ¡Ahí lo esperaremos!…

 

Fue así como la casita de zacate del “Rancho el Mamey” cobro vida transformándose en escuelita, y así también, al  paso de los días, se llego el amanecer en que el supervisor dijo que vendría al pueblo…

 

Una mañana llego el hombre, y en el pueblo ya lo estaban esperando con un mezcalito y una birria de chivo el comisario, el presidente y todos los padres de familia. Después de almorzar, la “defensa” del pueblo, los “armados”, lo acompañaron a aplicar el examen que les iba a poner a los chiquillos, así pues, detrás de él y con rumbo a la escuela, se fueron todos…

 

Al llegar a la casita de zacate, el supervisor acompañado del comandante de la “defensa” entro al salón de clases y le dijo a la maestra que estaba bien apenada y nerviosa:

 

-          ¡Usted no se preocupe! solo de su clase como si yo no estuviera…

 

La maestra comenzó con su bla-bla-bla… y todo pareció ir bien… Hasta que horas después, al final de la clase, el supervisor les dijo a los chiquillos:

 

-          ¡A ver!, ¡Párense que les voy a hacer unas preguntas de examen!...

 

 Los chiquillos pelos parados se pararon lo mas derechito que pudieron y el supervisor comenzó: Pa..pa..pa..pa..pa… Y los niños a contestar… ¡No pòs todo el rancho estaba que no cabía de gusto y de contento! ¡Sus chamacos y su maestra iban a pasar el examen!... Hasta que le llego el turno al último de los chiquillos de la escuelita; El supervisor con gesto de mala gente le pregunto:

 

- ¡Oye niño! ¿Quien le quemo los pies a Cuauhtémoc?...

 

A lo que el chiquillo bien preocupado, medio tartamudeando y rascándose la cabeza, preocupado, le respondió a punto de soltar el llanto:

 

- ¡No se¡ ! Se lo juro que yo no!!...

 

 Al instante  de decir eso, el chiquillo rompió desconsolado en llanto, pero aun así, el supervisor de nuevo le pregunto:

 

-          ¡A ver! ¡Conteste! ¿Quien le quemo los pies a Cuauhtémoc?...

 

 El chiquillo entre sollozos vuelve a decir:

 

- ¡No se!... ¡No se!…

 

¡Y que se le escurren los mocos con más fuerza al niño! por lo que la maestra, chavalilla de 16 años, se acerca al supervisor consolando entre sus brazos al niño y le dice:

 

- ¿Sabe usted inspector? se me hace que él no a de haber sido… ¡Viera usted que bueno es!!...

 

 Y ahí no quedo todo, por que para acabarla de amolar, como queriendo remediar las cosas, el comandante bigoton de la defensa, parándose como con un resorte, que les grita a los niños:

- ¡Y pongan bien mucho cuidado chamacos! ¡Por que si aquí se encuentra quien lo hizo, en este mismo momento lo echamos a la cárcel!…

 

Contaba mi apà, que gracias a esa pregunta del inspector, el pueblo del “Mamey” fue considerado en ese momento, el lugar donde vivían los hombres mas pendejos del estado de Colima…

 

 

 

 

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