BIENVENIDA

Este espacio es un punto de encuentro para todos aquellos que aman y valoran sus raíces, sus tradiciones y nuestra maravillosa y particular forma de ver, explicar y repensar el mundo. Esta es pues, una pequeña burbuja en donde sólo la tradicion oral y los saberes de nuestros abuelos existen, en donde tarde a tarde, noche a noche, puedes recurrir para sentirte más cerca de lo que verdaderamente somos, de lo que jamás hemos dejado de ser: hombres y mujeres llenos de historias, hombres y mujeres de leyendas...

Cada día, encontrarás una nueva historia, una nueva ventana hacia lo fantástico y al realismo mágico de nuestra gente, de nuestra tierra. Historias que son de todos y de todas, que pertenecen a nuestro pueblo, a nuestros caminos y a nuestros corazones. Por ello, tómalas, son tuyas, en ellas estás tú mismo, en ellas vibran los sonidos del campo, el murmullo de las olas, el trinar de los pájaros, el rugido de los animales de uña y uno que otro suspiro de algún ánima errante, pero sobretodo, en ella habitan las voces de nuestros abuelos y abuelas, que son en realidad, los dueños y forjadores de esta tierra, en la que hoy estás...

Aquí van tres años de trabajo arduo en nuestras comunidades, todo dentro del proyecto "TARDES DE LEYENDAS, MISTERIOS Y RECUERDOS DE LOS PUEBLOS DE COLIMA" en el cual han participado muchísimos amigos y hermanos. A todos ellos, desde este pequeño espacio, un afectuoso abrazo en dondequiera que estén...

lunes, 4 de febrero de 2013

DE CUANDO UN ANIMA VINO A PAGAR LO QUE DEBIA


 

La “Tepamera” es una muy bonita comunidad enclavada en el ultimo rincón del municipio de Ixtlahuacàn, lugar en donde viven las niñas y hermanas Yani de 10 años, Isabel de 12 y los niños Luis Alberto de 13 años y Mario de 12, quienes platicando bajo el cobijo de enormes árboles del hermoso bosque llamado “La Taberna”, que se encuentra en los alrededores del pueblo, compartieron este relato que tuvo como escenario su misma comunidad:

 

Ahí tienen que hace ya varios años, un señor de nombre Trinidad Castañeda, venia de trabajar de su milpa con su machete y su escopeta colgada al hombro, cuando al pasar allá en la mera desviación del rancho “El Guamúchil” en los rumbos de la entrada del pueblo,  que se va encontrando con un señor con el que desde hace tiempo  tenía odio y diferencias, por lo que al encontrarse de frente, ¡que comienzan a pelear!, cuenta la gente que al estar en la pelea, con los cuchillos en las manos, don Trinidad dio un mal paso y se resbalo, por lo que al caer de mala forma, su carabina se le disparo, ¡se le fue un tiro pues! ¡El cual le fue a dar en su mera cabeza!... ¡Ahí quedo el pobre Trinidad! ¡Desparramado en la carretera con su cuchillo en la mano y la escopeta a un lado!...

 

Así lo encontraron unos señores de la comunidad, lo levantaron, lo velaron y cafetearon, y al otro día, lo enterraron… Así sucedió, y también así, pasaron muchos días, quedando nomás de recuerdo de aquel suceso una cruz de madera que pusieron los parientes en el lugar donde pasaron las cosas…

 

 Hasta que un día, Don Abraham, un señor que vive aquí en la comunidad, estando bien preocupado y encanijado por que no tenia nadita de dinero, ¡ni pà un kilo de sal tenia!, por que las cosechas habían estado muy mal, decidió salir al monte, pà ver si ahí conseguía una iguanita, un armadillito o ya de perdis unas güilotitas pà la comida…

 

 Don Abraham, se colgó su escopeta y deseando encontrarse un venado, se fue con rumbo al “Agua de la Virgen”… Así se la paso toda esa tarde, toda la noche ¡y nada!, ni iguanas, ni conejos, ¡mucho menos venados! ¡Nada!... Desesperado, don Abraham se regreso a su casa ya en la madrugada… Así, paso a pasito, cuando mas resignado estaba, llegando unos metros antes de la desviación hacia el rancho “El Guamúchil”

, emocionado vio que debajo de un  árbol de “Clavellina” estaba comiendo un ¡santo venadòn!, por lo que tratando de hacer el menos ruido posible  preparo su carabina y le apunto al animal aquel… Pero ya cuando estaba jalando el gatillo, ¡la bala no salio! ¡Se le trabo la escopeta al pobre de don Abraham!... ¡No pós el animal al ver al señor, nomás dio un brinco y se perdió entre la breña del cerro!... Don Abraham bien enchilado, ¡nomás abarrajo la escopeta al suelo y se puso a gritar encorajinado!:

 

-          ¡Maldita sea! ¡Donde voy a encontrar dinero! ¡Ni para comer tengo!... ¡Ojala alguien, de los muchos que alguna vez ayude, viniera ahora a ayudarme a mi ahora!...

 

Cuentan que no había ni terminado de decir la frase, cuando de entre el monte, ¡Así como se los contamos!, don Abraham, ¡vio que un bulto blanco se aproximaba hacia donde se encontraba él!... Sorprendido, el señor miro bien aquel bulto y vio clarito que no tenía pies, que parecía que flotaba, que traía algo en las manos y que aparte, era como transparente, ¡como bruma!... ¡Don Abraham, de la impresión se quedo engarrotado! ¡sin poder moverse!... El bulto blanco aquel, se le fue acercando poco a poco hasta detenerse precisamente donde estaba la cruz del finado Trinidad Castañeda. Dicen que aquel bulto misterioso, en sus manos, traía una bolsa con “algo”, la cual estiraba hacia don Abraham, como queriendo entregársela… Don Abraham, ya recuperado un poco de su asombro, solo atino a correr, ¡pero el ánima, lo seguía! ¡Venia detrasito de él!... Él corría pá un lado, ¡y el ánima para allá se jalaba!, ¡ni pá donde hacerse!... Don Abraham recordó entonces que días antes de morirse, le había prestado a don Trinidad un dinerito pà comprar una vacuna para sus vacas, por lo que comenzó a creer que tal vez don Trinidad había vuelto del mas allá ¡para pagarle!... Entonces, asustado y todo como iba, don Abraham solo atino a gritar:

 

- ¡Tà bien Trinida! ¡Descansa en paz! ¡Ya no me debes nada!... ¡Ya no me corretees por favor!... 

 

¡Y con eso fue suficiente! ¡El anima aquella desapareció entre la breña así como había llegado, llevándose con él, la mentada bolsita!... Don Abraham, ya recuperando el resuello se fue lo mas rápido que pudo a su casa, y tan asustado  iba, que allá en el crucero del “Guamúchil dejo su carabina tirada, por que regresar a enfrentar a esa anima ¡ya no quiso!...

 

A la mañana siguiente, en la puerta de la casa de don Abraham, areconchada a un lado, estaba su escopeta acompañada de una enorme pierna de venado… Lo único malo de esto, fue que la carnita, don Abraham ¡no la pudo probar!, pues del susto, se la paso en la cama ¡con calenturas mas de tres días! ¡Tome y tome nomás puros atolitos!...  Así termina esta historia que la gente en nuestra comunidad, cuenta y que hoy con mucho gusto, los niños de la Tepamera les contamos…

 

 

 

 

 

 

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